jueves, 22 de mayo de 2014

Desencaja la metáfora.

Aprende a hablar. Entiende como se descongela el mecanismo de esta tregua.

No entiendo como podemos involucrarnos tanto en este paralelismo que no nos deja respirar. No tergiverses el lenguaje que tú mismo creaste. 

Nunca fui directa en este paraje.
Nunca helé con la mirada;
ni me calaron tan hondo.
No necesité de otros más que de uno
ni quise quedarme sola, sin ninguno.
Nadie jamás interpretó mis gestos.
Nadie me petrificó tanto. 
Yo antes nunca había ganado
sin jugar.

Ni él. Ni el otro él. Ni tú. Ni mi otra yo. 

Está tenue; tan tenue que ya no ilumina. 

Arrasan por donde pasan. Dejan su información, extremadamente selecta, y se van sin miramientos. No preguntan, no aguardan. Se limpian las conciencias y nadan por la electricidad.

No se puede esperar para siempre.
No se sonsaca
ni se arrastra.
No hablaré,
no hablarás.
Es mejor correr. 

Nunca permití que me hablaran así. 

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