Mientras que el pasado vuelve, con los pies por delante y una coleta puesta, ya se guardan los ladridos del perdón y los perdones, de quien ella quiso ser pero no era.
De fondo sólo suenan esas canciones de remesa, que hacen que te sientas como un cocodrilo. Mitad y mitad.
Hay que conformarse con los ríos de tinta, el esmalte de uñas y de vez en cuando, sólo, una mentira. Hay que aprender a hablar, y olvidar las melodías. Y hay que recordar bailar, como antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario